martes, 9 de septiembre de 2025

Encolando caligrafías







Una caligrafía encolada gana elegancia, los caracteres se muestran espléndidos, llenos, ocupan el papel.  No están encogidos y temerosos de mostrarse, se ven enteros. Se puede percibir el pulso del calígrafo, la presión que el pincel ejerce sobre el papel. El encolado saca al carácter de la tortura de estar encogido junto al papel, le da plenitud. Las pequeñas inflexiones de la escritura se perciben mucho mejor mostrando la personalidad de calígrafo. Con el encolado la caligrafía gana, le da valor por que la realza. Hay otra cuestión muy importante un cuadro encolado tarda mas en deteriorarse, el que no lo esta se acaba arrugando mas de lo que ya esta. No me gusta entregar una caligrafía sin encolar, para mi no esta acabada.

Encolar no es fácil, es un trabajo delicado y frágil, mas de un cuadro o una caligrafía se ha roto o estropeado en este proceso. La cola debe estar en su punto, ni floja ni fuerte, debe tener cierto olor no muy agradable pero es una de las indicaciones de que la cola esta bien hecha. Los cuadros pequeños los puede encolar una sola persona, los cuadros grandes, a veces es necesaria una segunda persona. 

Yo disfruto encolando. Se sufre sí, por que el papel mojado pesa mucho y manejarlo implica muchas veces contener la respiración, para no hacer un movimiento brusco y provocar un desastre, pero a veces pasa...me ha pasado...alguna vez lo he podido arreglar  y otras no...hay que estar dispuesto a perder una obra cuándo se encola, así es la cosa.

Es otra aventura...